El arte.
Esa actividad que el hombre realiza para expresar una idea o una emoción. Son muchos los artistas que a lo largo de la historia han calado hondo en la humanidad.
Desde que el homo sapiens nos dejara su impronta en forma de pintura, o que con “sus palos y sus piedras” creara música, hasta los más grandes pintores, escultores y creadores de cualquier disciplina creativa, el ser humano ha avanzado y crecido a través de los tiempos.
La pintura, la fotografía, la escultura, la música, las letras, todo está enfocado al placer humano, a embellecer la vida diaria y a la realización personal.
Todos tenemos algo de artistas, así tendemos a complementar nuestra existencia con la satisfacción creativa de la vivencia cotidiana, a veces simples creaciones, pero placenteras.
Luego están los grandes maestros. Son los creadores de las obras de arte que perduran a lo largo de los años, ni el tiempo puede destruir sus obras, algunos incluso tienen que pasar a mejor vida para ser reconocidos por su trabajo. Pero ahí quedan sus obras para disfrute de la humanidad.
A mi siempre me ha fascinado la capacidad de una persona para pintar un cuadro, para esculpir en los materiales más variopintos verdaderas bellezas, para captar con una cámara una instantánea donde se paralice el tiempo, o de una mente avezada para escribir una letra a la que añade música y obtiene una joya en forma de canción.
Pero los grandes pintores o escultores están en decadencia, ya no hay Miguel Angel, Dalí o Picasso, por poner un ejemplo. Ahora están los Barceló o los Ripolles.
Tampoco se valora a los grandes músicos actuales, que haberlos haylos. Ahora lo que se premia en un músico, son las ganancias económicas en conciertos, en ventas de discos, en publicidad... puro marketing y fugaz trayectoria profesional, sin tener en cuenta la calidad musical.
Por eso cuando veo una pintura que deja huella, una escultura que transmite fuerza, una foto que paraliza el corazón o una canción que emociona, puedo sentirme afortunada de disfrutar de las pequeñas grandes obras del ser humano, aún cuando a veces no sea muy racional.
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