Hispanio I en "El país de los conejos"Erase una vez Hispanio I rey de “El país de los conejos”. Era un monarca abierto y campechano, que adoraba su reino, sus tierras y sus gentes.

Se casó con la reina Helena con quien tuvo tres hijos y fueron felices durante mucho tiempo.

Cuando el rey Hispanio I de “El país de los conejos” se iba haciendo mayor, sus hijos le solicitaron permiso para contraer matrimonio.

Primero fue la Princesa Encantada, que se enamoró del noble y apuesto gran Druida Manchareal, tuvieron dos encantadores vástagos. El druida era un gran aficionado a la moda de la corte y a las pociones. Pero un mal día el Gran Druida Manchareal cayó en la marmita de la poción mágica y el pobre casi se ahoga. La Princesa Encantada lo cuidó y atendió, pero no se recuperó del todo de tan terrible accidente. Esto hizo que quisiera volver con su familia, la princesa, por supuesto, lo dejó ir y de vez en cuando el druida volvía al reino a visitar a sus hijos o ellos iban a su castillo y buscaban plantas y animalillos para cazar en el bosque. El rey Hispanio I quedó muy triste con la partida del Gran Druida....

La Princesa Radiante siguió a su hermana en pedir permiso para contraer nupcias. Su enamorado era un jugador de deportes, gustó a toda la familia, muy aficionada a esos juegos de deportes. Su futuro marido era conocido como el jugador Mandarin. La Princesa Radiante y su consorte tuvieron una gran familia de cuatro rubios y preciosos retoños. El Principe Mandarin dejó los juegos de los deportes yse dedicó a los “reales negocios” o como él los llamaba “negocios reales”. Un funesto día descubrióse que al Principe Mandarin le gustaban los “negocios reales” o viceversa, más de lo apropiado para un miembro de la realeza. Sus negocios no eran buenos ni convenientes, entonces la casa del rey, tomó una drástica determinación: sería desterrado a un reino muy, muy lejano. El rey quedó desolado ante esta gran perdida, pero aún le quedaba el principe heredero.

El tercer hijo de los reyes de “El pais de los conejos”, el Principe Feliz, anduvo buscando esposa durante años a lo largo y ancho del reino de su padre y de otros reinos conocidos, pero no tenía suerte. Ni a sus padres ni al pueblo les gustaban las princesas que iban y venían por el castillo real

“La Opereta”. Al fin, el Principe Feliz, quedó prendado de una cronista moderna e independiente, que no hacía mucha gracia a sus majestades, pero el principe estaba muy enamorado y les dijo: “O ella o ninguna”. El Principe Feliz y La Princesa Cuca se casaron y fueron bendecidos con dos preciosas princesitas.

El rey estabaya muy mayor y bastante preocupado por su reino que atravesaba momentos difíciles. La escasez de trigo y aceite, tenían a sus súbditos pasando penalidades y aunque su majestad no fuese el responsable de la ruina que aquejaba a “El pais de los conejos”, sufría hondamente. Aún así, su Primer Consejero, se empeñaba en que la población pagara más impuestos.

Hispanio I necesitaba olvidarse por un tiempo de tan desagradables asuntos. Sin comunicar a nadie su decisión, acepto la invitación de un amigo y partió a la caza dragones, una de sus grandes aficiones.

Desgraciadamente, el rey tuvo un accidente cuando intentaba dar caza a un ejemplar espléndido de dragón oriental. Sus agotados huesos sufrieron roturas y tuvo que regresar a su feudo, para que los galenos reales lo atendiesen.

La reina, el principe y el primer consejero lo visitaron y también lo reprendieron por tamaña insensatez en esos momentos tan dramáticos para el pueblo.

Hispanio I se sintió vilipendiado, no solo ante su familia, también ante todo “El pais de los conejos”.

Y sacando fuerza de flaqueza, un día se presentó ante su pueblo y les habló:

“Lo siento mucho, querido pueblo, me he equivocado y no volverá a ocurrir”.

Todos estaban emocionados ante las palabras del soberano, aún sabiendo que era débil y que volvería a cazar dragones.

 

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